Un
Franco, 14 pesetas
una
película por Carlos Iglesias (2004)
Hay ciertos temas que los humanos discuten sin fin, y que
siempre necesitan interpretación o un ángulo fresco. La emigración es una
historia así, la cual casi todos están conectados y la que incluye decisiones
graves, esperanzas y tristezas. En su película “Un Franco, 14 pesetas”,
Carlos Iglesia presenta muchos de los conflictos centrales y profundos de una
migración de una patria y cultura querida hasta una oportunidad para trabajar,
usando el trasfondo de España durante del tiempo de Franco. La historia
sigue a dos amigos de Madrid ,
uno con raíces hondas, Martín, con una esposa inquieta y ambiciosa y un niño
querido, y el otro, Marcos, libre e interesado en la aventura. Los dos
huyen de su patria porque apenas pueden ganar bastante dinero para sobrevivir y
llegan a un pueblo pequeño en Suiza donde habían oído de un taller que
necesitaba maquinistas. Los dos logran su búsqueda de trabajo y
acostumbrarse a una vida bonita y sencilla. Encuentran el amor y la
amistad, el éxito con el trabajo y con una lengua nueva.
Eventualmente sus parejas y familias
se juntan a ellos y cumplen la transición a una vida nueva. Aquí comienza
el conflicto de la película. Aunque todo parece bien en la superficie,
hacen falta unas cosas intangibles. La amistad de Martín y su hijo
contrasta con el sentimiento de Pilar, su esposa, quien no quiere quedarse lejos
de casa y presiona a él para regresar. A ella la transición cultural le
cuesta mucho, y como
la alpha de la familia, insiste que regresen. Renuentemente, regresan a Madrid , a una realidad
más dura que la que habían tenido en Suiza, y forcejean asimilar lo nuevo.
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